El Mundial de Corea y Japón 2002 es recordado por muchos como uno de los torneos más impredecibles y llenos de sorpresas en la historia de la Copa del Mundo. Sin embargo, para la selección francesa, el torneo fue un verdadero desastre. Francia, que llegó al torneo como campeona del mundo y de Europa, fue eliminada de manera sorpresiva en la fase de grupos sin anotar un solo gol, una situación que pocos podrían haber imaginado antes del inicio del campeonato.
Francia era el equipo que dominaba el panorama del fútbol internacional a principios del siglo XXI. En 1998, habían ganado la Copa del Mundo en su propia casa, con Zinedine Zidane como la gran estrella, anotando dos goles en la final contra Brasil. Dos años después, en el año 2000, confirmaron su supremacía al ganar la Eurocopa tras vencer a Italia en la final con el famoso "gol de oro" de David Trezeguet.
Con estas credenciales, llegaban al Mundial de 2002 como los grandes favoritos. Además, un año antes, en 2001, habían ganado la Copa Confederaciones, derrotando a Japón, el país anfitrión del próximo Mundial, lo que reforzaba su estatus como el equipo a batir. Con una plantilla repleta de talento, desde Thierry Henry, David Trezeguet, Patrick Vieira, hasta Marcel Desailly, los franceses parecían imparables. Sin embargo, lo que parecía ser una continuación de su dominio en el fútbol internacional, se convirtió en uno de los mayores fracasos en la historia de los Mundiales.
Uno de los momentos clave que marcó el destino de Francia en el Mundial de 2002 fue la lesión de Zinedine Zidane. El 26 de mayo, durante un partido amistoso de preparación contra Corea del Sur, Zidane sufrió una lesión muscular en el cuádriceps de su pierna izquierda. Esta lesión lo apartó de los dos primeros partidos de la fase de grupos, y aunque regresó para el último encuentro, ya era demasiado tarde para cambiar el destino de su equipo.
La ausencia de Zidane fue un golpe duro para Francia. Era el cerebro del equipo, el jugador que movía los hilos en el mediocampo y que aportaba creatividad y liderazgo. Aunque el equipo aún contaba con grandes estrellas como Henry, Trezeguet y Vieira, la falta de Zidane dejó un vacío que no pudieron llenar.
El primer partido de Francia en el Mundial 2002 fue contra Senegal, un equipo que debutaba en la Copa del Mundo. Nadie esperaba que este encuentro fuera más que un trámite para los franceses, pero el resultado fue una gran sorpresa. Francia perdió 1-0, con un gol de Papa Bouba Diop al minuto 30. La selección francesa mostró una falta de cohesión en el campo y una incapacidad para generar peligro ofensivo, algo que sería una constante a lo largo del torneo.
La derrota ante Senegal puso en jaque las aspiraciones de Francia desde el primer momento. El equipo estaba obligado a ganar sus dos siguientes partidos si quería avanzar a la siguiente fase, pero ya comenzaban a surgir dudas sobre su capacidad para hacerlo sin su máxima estrella.
El segundo partido fue contra Uruguay, otro equipo con una rica historia en los Mundiales, pero que no estaba entre los favoritos del torneo. Francia no logró imponer su juego, y aunque ambos equipos tuvieron oportunidades, el marcador final fue un empate sin goles (0-0). Este resultado dejó a Francia en una situación crítica, ya que necesitaban ganar su último partido y esperar otros resultados para tener alguna posibilidad de clasificar a octavos de final.
La falta de gol fue uno de los problemas más evidentes de Francia en este Mundial. A pesar de contar con algunos de los mejores delanteros del mundo en ese momento, como Thierry Henry y David Trezeguet, el equipo fue incapaz de anotar en los primeros dos partidos. La ausencia de Zidane, el principal creador de juego, se hacía sentir cada vez más.
Para el tercer partido, Zidane volvió a la alineación titular, aunque no estaba en plena forma física. Francia se enfrentaba a Dinamarca, un equipo sólido que buscaba asegurar su clasificación. A pesar de la presencia de Zidane, los franceses no pudieron imponer su juego y fueron derrotados 2-0, con goles de Dennis Rommedahl y Jon Dahl Tomasson.
Este resultado selló la eliminación de Francia, que se despidió del torneo sin ganar un solo partido, sin anotar un solo gol y sumando únicamente un punto. Fue una caída estrepitosa para un equipo que llegaba como el gran favorito.
El fracaso de Francia en el Mundial de 2002 se puede atribuir a varios factores. En primer lugar, la lesión de Zidane fue un golpe devastador. Aunque el equipo contaba con grandes jugadores, su ausencia afectó tanto al juego como al ánimo del equipo. Además, la falta de preparación competitiva, al no disputar las eliminatorias por ser campeones del mundo, también influyó. Francia jugó varios amistosos antes del Mundial, pero estos no fueron suficientes para mantener el nivel competitivo que requería el torneo.